Si como yo siempre habías creído que los gatos adiaban el agua porque en sus genética existía un cromosoma caprichoso que a lo largo de la evolución se volvió repelente al líquido más común y mayoritario de nuestro planeta, siento decirte que tanto tu, como yo, estábamos equivocados.
Ahora hablando un poco más en serio, cualquier gato que desde pequeño se acostumbre a estar en contacto con el agua, no tendrá ningún problema a la hora de la ducha, ni se pondrá histérico tal y como solemos estar acostumbrados a ver. Todo es cuestión de perderle el miedo a ese extraño líquido insípido e incoloro.
Si desde pequeño un gato se acostumbra al agua, puede que incluso le llegue a gustar tanto como a estos que verás a continuación:
Un caballero sabe disfrutar de un buen baño relajante.
Si, lo sé, eres un gato acuático.
Mira la postura que soy capaz de hacer para disfrutar del agua.
Soy un amante de las bañeras.
Beber y refrescarse la cabeza a la vez, es posible.
Soy una gatita presumida.
Me encanta bañarme con mi amiga humana.
La natación es uno de mis deportes favoritos.
Beber y bañarse a la vez, estilo gatuno.
Probando la temperatura del agua.
Unas cuantas piscinas y para casa.
¡Agua! no te vayas, ven aquí.
¡Quiero más, quiero más!
Me encantan los baños de espuma.
Soy un seductor.
Creo que después de ver tantos gatos hermosos disfrutando del agua, me iré a dar una buena ducha.