Este hombre volvía de unas largas vacaciones, así que decidió jugar un poco con su perro, llamado Flizz. El hombre entró al patio trasero de la vivienda sin que su perro lo viera y cogió una manta para esconderse de su perro. Entonces el hombre hizo un silbido que a Flizz le resultó muy familiar. En pocos segundos el perro estaba allí, viendo extrañado un bulto debajo de una manta.
Durante unos instantes Flizz dudó del objeto extraño que había aparecido en su casa, así que entre la duda y la curiosidad se fue acercando al extraño objeto, hasta que empezó a detectar que allí debajo había alguna cosa aún por descubrir.

¡Guau! Eso es una explosión de amor, babas y saltos en toda regla. ¿A caso hay algo mejor que ver cómo reacciona nuestra mascota cuando hace mucho tiempo que no nos ve? Creo que no.