Una de las características habituales en los niños que son diagnosticados con autismo, además de los problemas para relacionarse con el resto de personas, son también sus problemas para llegar a confiar en otras personas. Una cosa tan aparentemente sencilla cómo acudir al peluquero, puede ser un auténtico calvario para un niño autista.
Su peluquero, James Williams, se dio cuenta que tenía que ser creativo para lograr cortarle el pelo al pequeño Mason. Y en vez de intentar calmar al pequeño (que seguramente tampoco hubiera funcionado) cómo habrían hecho otros peluqueros para que Mason se adaptara a la situación, fue James, el peluquero, quien se adaptó a las condiciones de Mason.
Estirado en el suelo jugaba Mason tranquilamente, mientras James se tumbó para cortarle el pelo.
En algunos momentos Mason no quería, pero James aguantó pacientemente y volvió a intentarlo más tarde, ganándose la confianza del pequeño.
A menudo todo es cuestión de afrontar los problemas que nos plantea la vida, desde otra perspectiva.
Fuente: jameswilliams
Después de conseguir cortarle el pelo al pequeño, el peluquero le pidió que le pagara chocando esos cinco, aunque Mason prefirió pagarle con un fuerte abrazo, y eso es más importante que el dinero.